ARMADA CONMEMORA HUNDIMIENTO DEL ACORAZADO BLANCO ENCALADA EN CALDERA

La Armada de Chile, a través de la Gobernación Marítima de Caldera, realizó una ceremonia para recordar el centésimo trigésimo primer aniversario del hundimiento del acorazado “Blanco Encalada” en la bahía de Caldera, hecho acaecido un 23 de abril, la actividad estuvo encabezada por el Gobernador Marítimo de Caldera, Capitán de Navío, Rodrigo Parra acompañado del Jefe Tercera Zona de Carabineros, el Comandante (s) del Regimiento 23 “Copiapó” y el Jefe de la Policía de Investigaciones de Atacama junto a una dotación de la Gobernación Marítima de Caldera. La jornada comenzó con una alocución del gobernador marítimo, Rodrigo Parra, sobre el hundimiento de este gran acorazado de la Armada de Chile en el año 1891, acto seguido las instituciones colocaron una ofrenda floral donde se encuentra la tumba de los fallecidos, finalmente se interpretó el himno de la Armada.

Durante la semana funcionarios de la Armada realizaron un hermoseamiento del lugar donde se encuentra el mausoleo en el cementerio de Caldera y donde se encuentran los restos de la tripulación del blindado Blanco Encalada. Este mausoleo fue ordenado construir por el almirante Merino como testimonio de los valientes marinos que entregaron su vida en pos de sus ideales y la patria, es por esto que se encuentra una asta con nuestro pabellón nacional durante todo el año.

Rodrigo Parra, Gobernador Marítimo de Caldera, señaló “Nosotros como guarnición naval en el puerto de Caldera, estamos muy ligado a toda la comunidad calderina, la Armada en un episodio que ocurrió en el año 1891 en el contexto de una guerra civil lamentablemente con la pérdida de la tripulación del acorazado y en esta oportunidad no hemos querido dejar de lado efectuando una sencilla pero emotiva ceremonia para recordar y saber que también fueron parte de nuestra historia y están en Caldera en donde este puerto los acogió y recibió teniendo dentro de sus raíces y esperamos mantener esta tradición para mantener el recuerdo a sus familias”.

HUNDIMIENTO DEL BLANCO ENCALADA.

Fue un 23 de abril alrededor de las 04 de la mañana, en la bahía de este histórico puerto y envuelto por un manto de neblina, los cazatorpederos “almirante Lynch” y “Almirante Condell”, enfilaron hacia el blindado “Blanco Encalada” a su máximo andar y, que a una distancia de 200 mts abrieron fuego, El «Condell» iba delante, seguido del «Almirante Lynch». En el primero, al estar a 150 metros del blindado, el Comandante MORAGA disparó el torpedo de proa el que pasó por la proa del «Blanco» y raspó la quilla del vapor «Bío Bío». El cazatorpedero cayó a estribor y con diferencia de segundos, los Tenientes VARGAS y RIVERA dispararon los dos torpedos de babor, sin éxito. Luego a toda velocidad salió de la bahía, mientras intercambiaba el fuego con el blindado. Lynch, la que finalmente con su torpedo de babor dio en el blanco y condenó al glorioso blindado a descansar por la eternidad en las cálidas aguas de la bahía de Caldera.

De inmediato salió de la bahía bajo el fuego del blindado el que le ocasionó cuatro heridos. En escasos minutos el blindado se escoró a estribor y comenzó a hundirse, y esta reliquia de la Guerra del Pacífico y de glorioso pasado desapareció en pocos minutos de la superficie, dejando como saldo 11 oficiales y 171 tripulantes y civiles muertos, entre ellos el Secretario de la Junta de Gobierno, don Enrique VALDÉS Vergara, aparte de la pérdida de armamento, municiones y vituallas para las tropas que se encontraban en tierra.

Entretanto, los cazatorpederos salían de la bahía y confirmando el hundimiento del blindado, se dirigieron a reunirse con el transporte «Imperial», que habían dejado oportunamente en un punto de rendez- vous. El miembro de la Junta de Gobierno, don Ramón BARROS Luco se salvó de la cola de una vaca, que era parte del ganado en pie que se acostumbraba a llevar a bordo, porque no sabía nadar.

Este combate marca un hito importante en el desarrollo de los torpedos, pues fue la primera vez en el mundo que un torpedo autopropulsado hundía un buque. Asimismo, la pérdida del blindado de glorioso pasado, fue un gran golpe material y moral para las fuerzas congresistas.

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